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Deja de usar agua sin pensar: pequeños cambios, grandes resultados

En la actualidad, abrir la llave y dejar que el agua corra nos parece algo tan normal que es raro pensar en detenernos a considerar su impacto. La verdad es que el agua que usamos a diario en casa, ya sea para cocinar, bañarnos o hasta regar las plantas, no es tan abundante como creemos. En los tiempos en que vivimos, cada gota cuenta, y no es necesario hacer grandes sacrificios para marcar la diferencia.

Primero, es importante saber que aunque vemos agua por todas partes, la realidad es que menos del 1 % del agua del planeta está disponible para consumo humano. El resto es salada o está atrapada en glaciares y capas subterráneas profundas. Hoy, más de 2.000 millones de personas en el mundo ya viven con escasez de agua, y se espera que esta cifra aumente. Por eso es tan importante empezar por lo cotidiano.


En la cocina, por ejemplo, podemos comenzar por no dejar correr el agua mientras lavamos. Lo más recomendable es emplear un recipiente para enjabonar y otro para enjuagar. Por otro lado, si lavamos frutas o verduras, podemos utilizar esa misma agua, sin detergentes ni químicos, para regar plantas, y así aprovechar los nutrientes que contenga. También es muy importante mantenernos atentos ante cualquier fuga que pueda aparecer.


Ahora, en el baño, lo primero que podemos poner en práctica es reducir el tiempo de las duchas. Tan solo para una ducha de 5 minutos, se hace uso de entre 75 a 90 litros de agua. También podemos empezar por cerrar la llave del caño mientras nos cepillamos o afeitamos. Por último, para aquellos que son apasionados a la jardinería, o que simplemente que buscan mantener el buen aspecto de su hogar, una buena práctica para llevar a cabo es aprovechar el agua de lluvia o reutilizar la que usamos para lavar frutas y verduras.


Al final, es así de simple. Ahora ves que se puede ahorrar un poco de agua sin esforzarse demasiado, así que ¿por qué no hacerlo? Solo debemos cuidar cosas chiquitas, del día a día, nada del otro mundo. Y si todos nos acostumbramos a hacer estas cosas sin pensarlo tanto, como parte de la rutina, la diferencia se empezará a notar. Quizá cueste, pero no se trata de hacerlo perfecto, sino de empezar por algo y seguir sumando.

 
 
 

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